El representante de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para el proceso de paz en Colombia, Carlos Ruiz Massieu, destacó que el actual gobierno de México haya tomado la decisión de participar como garante en el desarrollo de las conversaciones entre la administración colombiana y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) con miras a un alto el fuego bilateral.
En entrevista con La Jornada, subrayó que la determinación del presidente Andrés Manuel López Obrador representa el retorno de nuestro país a su tradición internacional para la resolución de las pugnas armadas, como hizo a finales de la década de los 70 y principios de los 80 en los conflictos de Centroamérica.
“Es histórico, porque México tiene una gran tradición de mediación, de facilitación de paz en la región, con procesos muy antiguos como la Declaración Franco-Mexicana en el proceso de El Salvador, el Grupo Contadora y el proceso de Guatemala (por citar algunos). Ha tenido una gran participación, pero (fue) hace mucho.”
Por ello, resaltó que el mandatario mexicano y su canciller, Marcelo Ebrard, tomaran la “histórica decisión” para atender el llamado tanto del gobierno del presidente colombiano, Gustavo Petro, como del grupo rebelde, y así colocar una vez más a México en el foco internacional.
Esta segunda fase de negociaciones comenzó el lunes pasado en la Conferencia Interamericana de Seguridad Social, en el sur de la Ciudad de México, emblemático espacio que fue la sede de los debates que derivaron en el trascendente Tratado de Tlatelolco en los años 60, aportación Latinoamericana para el desarme nuclear. Además de México, en el ciclo participan como naciones garantes Brasil, Chile, Cuba, Noruega y Venezuela, así como la ONU y la Iglesia católica colombiana.
Por más de 30 años, México dejó de lado su tradición de mediador en la región, ante lo que Ruiz Massieu expone que debería preguntarse las razones a los cuerpos políticos y diplomáticos que en ese periodo así lo determinaron.
Ante ello, recalca que la administración de López Obrador dé un giro en esa posición y asuma una vez más la tradición que caracterizó a la política exterior mexicana.
En la ONU “consideramos un gran acierto aceptar esta invitación, que se hizo por la historia y las capacidades de México, pero también por la confianza que las partes tienen en la administración mexicana para que su diplomacia aporte en el proceso. Me da mucho gusto que México haya vuelto a tomar este papel”.
Fuente: La Jornada Maya